jueves, 28 de mayo de 2009

pajaros en ALCORCON

Ambulancias para animales



Accidentes de tráfico, atropellos, abandonos... Esta es la realidad a la que hace frente el servicio de ambulancias para animales de la Comunidad de Madrid. Desde hace un par de años, el gobierno regional puso en marcha unos vehículos provistos de asistencia sanitaria para los avisos de animales en malas condiciones.

Con una media de cinco salidas diarias, Josefa Morena Mellado, responsable de VETERCAM, cuenta que "el servicio se pensó para atender a los perros vagabundos que se encontraban heridos y ante casos de emergencia por la presencia de animales en carreteras".

Para todos y todo el año
El servicio sanitario da asistencia a cualquier tipo de animal, aunque la mayoría de los rescates tienen como protagonistas a perros y gatos. Además, Josefa Moreno nos comenta que "la incidencia mensual es bastante lineal, a pesar de que todo el mundo piensa que los casos de abandono y malos tratos se duplican en los meses de verano".

También es muy importante que el veterinario que viaja en la ambulancia tenga amplios conocimientos sobre animales exóticos, tales como iguanas, camaleones y serpientes. Estas especies, cada vez más comunes en los hogares, son muy difíciles de rescatar si se encuentran en entornos abiertos como parques.


El equipamiento
Los vehículos de VETERCAM cuentan con material clínico de emergencia, sistemas de inmovilización, de captura y habitáculos para el transporte posterior de los animales a los hospitales veterinarios o a las clínicas. Según la responsable, "también contamos con tratamientos farmacológicos sedantes, para resolver casos donde el animal se muestra agresivo, bien por miedo o por dolor físico”.

En casos extremos, cuando el veterinario valora que el animal se encuentra en un estado de máxima gravedad e irreversible, los facultativos de estos servicios están autorizados para practicar la eutanasia, siempre, por supuesto, por motivos humanitarios.

El protocolo de trabajo
Tal y como nos explica Josefa Moreno, la unidad trabaja siguiendo un protocolo de acción, puesto que al haber solamente una dotación para toda la Comunidad de Madrid, necesitan mucha organización. En un primer momento, se registran todos los avisos y denuncias para establecer una ruta y se pide al denunciante que permanezca junto al animal hasta la llegada del equipo.


Una vez en el lugar de los hechos, el veterinario valora el estado físico del animal, se realizan las primeras curas o la reanimación en caso necesario, y se acude rápidamente a un hospital o centro veterinario, dependiendo de la gravedad de las heridas. Una vez curado el animal pasa a vivir en los centros de acogida de la Comunidad o en un albergue, hasta que sea adoptado por una familia o encuentre una casa de acogida.

La colaboración, el arma más importante
La colaboración de VETERCAM con el Seprona y los Servicios de Protección Animal se hace indispensable en los casos de desalojos o en las incautaciones masivas, como la llevada hace unos meses en Ibiza a un cazador que tenía 50 podencos en condiciones pésimas. También colaboran con numerosas asociaciones de la región que se hacen cargo de los animales una vez recuperados.


Josefa Moreno dice que "lo más gratificante de este trabajo es ver los casos de fidelidad canina, cuando un perro está herido y su compañero espera junto a él. Incluso hay casos donde el animal desgraciadamente ha muerto y aún está vigilado por otros perros". Sin embargo, manifiesta que lo peor es ver los casos de maltrato tan cruel y abandono que aún se dan en nuestra provincia. Aunque esta iniciativa aún es muy joven, ya ha podido salvar la vida de numerosos animales condenados a morir en las carreteras.

Por Esther Ruiz

Reportajes recomendados:
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Un nuevo centro de acogida abre sus puertas en Madrid

Agradecimientos a Josefa Moreno Mellado, responsable del servicio VETERCAM de la Comunidad de Madrid.

martes, 26 de mayo de 2009

SGAE ATACA DE NUEVO

POR LA LECTURA

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un
Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de
jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque
no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido,
atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él
solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.
Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes
sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro
a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl
May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo
madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho
cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un
rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les
servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban
allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando
regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el
final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que
estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían
algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:
algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una
simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera
otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran
hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que
mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los
propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una
empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados,
paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y
luchas con la administración intentando convencer a burócratas y
médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el
conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a
la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus
usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas
actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de
cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en
reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón
bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de
pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por
cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a
los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga
una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio.

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada
la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por
cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y
fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la
operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos
por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad
el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?
Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere
autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa
mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente
deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de
autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida
en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

viernes, 22 de mayo de 2009

entrevista a los chicos del campillo



entrevista a los chicos del campillo